Gracia es el nombre de Dios

La generosidad no ganada e inmerecida es un elemento o una extensión de lo divino, que se revela en nuestra experiencia vivida espontánea, no planificada, a veces desordenada, tan pequeña como una gota de agua requiere manos abiertas para recibirla.


Gracia Radical      

 

Gracia es el nombre de Dios 

Domingo, 9 de marzo de 2025 

 

   

El padre Richard Rohr insiste en que la gracia es la esencia de quién es Dios. [1] 

  

La bondad de Dios llena todos los huecos del universo, sin discriminación ni preferencia. Dios es la gratuidad de absolutamente todo. El espacio entre todo no es espacio en absoluto, sino Espíritu. Dios es el “pegamento de bondad” que mantiene unidas la oscuridad y la luz de las cosas, la energía libre que lleva toda la muerte a través de la gran división y la transmuta en vida. Cuando decimos que Cristo “pagó la deuda de una vez por todas”, simplemente significa que el trabajo de Dios es compensar todas las deficiencias del universo. ¿Qué otra cosa haría Dios? 

  

La gracia no es algo que Dios da; la gracia es quién Dios es. La gracia es la descripción oficial del trabajo de Dios. La gracia es lo que Dios hace para mantener vivas, para siempre, todas las cosas que Dios ha creado en amor. Si hemos de creer a los testigos principales —los profetas, los místicos, los santos, las personas transformadas—, una bondad inexplicable está obrando en el universo. (Algunos de nosotros llamamos a este fenómeno Dios, pero esa palabra no es necesaria. De hecho, a veces interfiere en la experiencia, porque muchos han llamado a Dios con algo distinto de Gracia). 

  

No hay forma de que las Escrituras, correctamente entendidas, presenten a Dios como un torturador eterno. Sin embargo, muchos cristianos parecen creer esto, y muchos se abstienen de confiar en la bondad de Dios debido a este “padre enojado en el cielo” que hemos creado. La dirección determinada de las Escrituras, plenamente revelada en Jesús, es que la justicia de Dios no se logra mediante el castigo, sino por la iniciativa divina que llamamos gracia, que nos permite generar rectitud interna, armonía, equilibrio y realineamiento con lo que es. 

  

El concepto de gracia se llama primero misericordia, o hesed en hebreo: el amor de Dios siempre fiel, ligado al pacto, infinito y eterno. Todo el poder de Dios para renovar y resucitar procede de esta fuente, nunca del castigo. ¡Jesús no castiga a nadie! Me atrevería a decir que la gracia es la revelación primaria de toda la Biblia. Si pasamos por alto este mensaje, todo lo demás se distorsiona e incluso se destruye. No puedo enfatizar esto lo suficiente.   

 

El único requisito previo para recibir la siguiente gracia es haber recibido la anterior. Como los místicos han dicho a menudo, Dios “se esconde”. Cada momento no es obvio como Dios, como gracia; parece simplemente otro momento ordinario. Pero nuestra voluntad para reconocerlocomo gratuito, como un don gratuito, como auto revelador, como una posibilidad permite que sea así. El ocultamiento de Dios cesa. Dios y la gracia se hacen evidentes como un don en cada momento. Y aquellos que aprenden a recibir dones siguen recibiendo más dones. “De la plenitud de Dios tomamos todos, gracia sobre gracia”, como dice Juan 1:16. 

 

 

 

1 Adaptación de Richard Rohr, A Spring Within Us: A Book of Daily Meditations (CAC Publishing, 2016), 147–149.

 

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