Resumen y práctica – Una regla de vida

 

Sabiduría

Resumen y práctica semana ocho 

Una regla de vida   

21 de febrero - 26 de febrero de 2021

 

Domingo  Jesús enseña a sus discípulos a través de su estilo de vida, una especie de "seminario de vida".

Lunes  Lo que Jesús experimenta en su conciencia, nosotros lo experimentamos en la nuestra. Debemos entrar en su mismo corazón, el centro de su ser.           —Beatrice Bruteau

Martes  Con todo, la Regla de Benedicto está diseñada para personas comunes que viven vidas normales. . . . Fue escrito para proporcionar un modelo de desarrollo espiritual para la persona promedio que intenta vivir la vida más allá de lo superficial o lo indiferente. —Joan Chittister

Miércoles  Sabiduría es claramente más que mera inteligencia, conocimiento de hechos o información. La sabiduría es más síntesis que análisis, más paradójica que lineal, más danza que marcha.

Jueves  Cuando Jesús de Nazaret introdujo sus enigmáticas expresiones con las palabras, "que los que tienen ojos vean, que los que tienen oídos oigan", los eruditos nos dicen que hablaba como un maestro de la sabiduría judía, apelando no solo a la cabeza sino a toda la persona de su oyente: corazón, cuerpo, mente, sentidos, imaginación. —Christopher Pramuk

Viernes  Los sabios necios siempre se forman en el campo de prueba del exilio, cuando se les quita lo habitual y familiar, y deben ir más profundo y mucho más alto en busca de sabiduría.

 

 

 

Una regla de vida

 En las meditaciones de esta semana sobre la sabiduría, mencionamos el poder de la forma de vida monástica. Pocos escritores contemporáneos hablan sobre el monaquismo moderno con tanta profundidad y claridad como la maestra espiritual Beverly Lanzetta. Ella señala que un aspecto importante de cualquier comunidad monástica es una regla de vida o código de conducta. En su reciente libro, A New Silence, Lanzetta explora las formas en que el practicante contemplativo cotidiano puede profundizar su compromiso con el amor por lo Divino. Ella escribe:

[1]  A lo largo de los años, he compuesto y seguido una regla de vida personal. Incluyo a continuación extractos de la regla original y más extensa, que pueden resultarle útiles para escribir y vivir su propio código de conducta.

1. Sé fiel a la Divinidad en todo lo que hagas. Pon la voluntad divina antes que la tuya. Pregunta: "¿Qué haría Dios?" y espera la respuesta. No permitas que la atracción o ganancia personal enturbie la toma de decisiones, o que las intenciones de tu alma se vean comprometidas.

2. Sé sencillo de propósito. La base de la sencillez se centra en Dios. El corazón de la vida monástica es vivir en la presencia de Dios.

3. Ama a toda la creación con compasión Divina. El compromiso total trae cambios. Da vida sin interés propio a tu compromiso incomparable y amor completo.

4. Ofrécete como lugar de oración. Que tu presencia sea una que sane las divisiones y expanda los corazones.

5. Armoniza con el esplendor de la creación y la gentil red de la existencia. Celebra la encarnación. Trabaja activamente —tanto dentro de ti como en el mundo— para hacer manifiesto lo santo.

6. Abstente de poseer. Recuerda la naturaleza transitoria de la vida terrenal. La posesión puede ocurrir en todos los niveles: físico, emocional, psíquico, espiritual. El amor expande el espíritu, la posesión lo contrae.

7. Ora diariamente para crecer en humildad y para estar vacío del falso yo. Ofrece al Divino tus lamentos, tristezas, dudas, motivos y deseos no resueltos.

8. En todo lo que hagas, practica el no hacer daño. Haz una pequeña huella, pisa con cuidado, toma conciencia del impacto que tus acciones tienen en los demás. Niégate a reflexionar sobre tus motivos que conducen al sufrimiento (para los demás y también para ti mismo).

9. Trata a todas las religiones y caminos espirituales con honor y respeto. Entra en silencio. Mantén viva la fe.

10. Crea una comunidad donde quiera que estés. Haz de tu corazón un hogar para los sin techo, un refugio para los pobres. Ora por el bienestar de tus hermanos y hermanas monásticos.

Te invito a dedicar un tiempo esta semana a contemplar el ritmo de tu propia vida. Sin juzgar, reflexiona sobre cómo gastas tu tiempo, a qué le prestas atención y adónde va tu energía. ¿El ritmo de tu vida honra las relaciones y los valores que son más importantes para ti? ¿Existe algún grado de equilibrio entre trabajo y descanso, soledad y comunidad? Esté abierto al movimiento del Espíritu. ¿Cómo podría Dios estar invitándote a una mayor libertad, integridad y amor a través del ritmo de tu vida diaria?

 

Experimente una versión de esta práctica a través de video y sonido.

 



[1] Beverly Lanzetta, A New Silence: Spiritual Practices and Formation for the Monk Within (Blue Sapphire Books: 2020), 286‒287.

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