El duelo

 

Aflicción 

El duelo 

Miércoles, 4 de agosto de 2021     

  

Cuando muere alguien a quien amas mucho, el cielo se cae. Y entonces caminas bajo un cielo caído. —Mirabai Starr, Caravana sin desesperanza   

Mi querida amiga Mirabai Starr ha sufrido muchas pérdidas en su vida, incluida la de su hija Jenny, de catorce años, Mirabai escribe sobre ella con profunda vulnerabilidad y sabiduría.  1 

No hay un mapa para el paisaje de la pérdida, ningún itinerario establecido, ninguna lista de verificación cósmica, donde cada elemento marcado te acerca al éxito. No puedes tener éxito en llorar a tus seres queridos. No puedes desfallecer. El dolor tampoco es una enfermedad, como la gripe. No lo superarás. Solo integrarás tu pérdida. . . . La muerte de un amado es una amputación. Encuentras un nuevo centro de gravedad, pero la rama no vuelve a crecer.  

Aquí Richard: La muerte no se trata con respuestas rápidas, tópicos religiosos o el labio superior rígido. El duelo no es un proceso que pueda apresurarse, sino que debe permitirse que suceda con el tiempo y en su momento. Mirabai cuenta que el paso más importante que dio fue permitirse llorar en primer lugar:   

Con reticencia al principio, y luego con coraje creciente, me atreví a llorar a mi niña. Desde el principio sospeché que estaba sucediendo algo sagrado y que, si lo rechazaba, lo lamentaría por el resto de mi vida. Había una sensación de urgencia, como si dejar de morir significara apartarme de mi niña. Quería ofrecerle a Jenny el regalo de mi compromiso de acompañarla en su viaje lejos de mí, incluso si hacerlo simplemente significaba dedicarle los latidos de mi corazón y mi respiración y prestarle atención.   

Y entonces aparecí.   

Cuando un sentimiento al cual no pensé que pudiera sobrevivir, amenazaba con envolverme, practiqué volverme hacia él con los brazos del alma extendidos, y luego mi corazón se aflojó un poco y dejó espacio al dolor. Años de práctica contemplativa me habían enseñado lo suficiente para saber mejor que creer en todo lo que pienso —cómo pasar de lamentar el pasado y temer el futuro a permanecer en lo que es. En este caso, algo totalmente desastroso. El desastre definitivo. Me quedé con eso.   

No me involucré en esta práctica para probarme algo a mí misma ni a nadie más. No estaba interesada en flexionar mis músculos espirituales. Lo hice por Jenny. Mi voluntad de permanecer presente durante este proceso fue un acto de lealtad. Cediendo al horror y cediendo a la tristeza, estando en el fuego del vacío y diciendo sí al misterio, estaba honrando a mi hija y expresándole mi continuo amor. No fue una mera práctica de atención plena; fue una práctica sincera.   

Cada uno tiene su propio viaje a través del dolor y la pérdida. Mirabai es un ejemplo de cómo podemos enfrentar y sentir nuestro dolor con valentía de una manera que honre el regalo de la vida que se nos ha dado.  

 

1- Mirabai Starr, Caravan of No Despair: A Memoir of Loss and Transformation (Sounds True: 2015), 227, 223–224. 


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