Compasión de sentido común

 

Compasión  

Compasión de sentido común 

Jueves, 30 de septiembre de 2021 

  

   

En esta homilía, el P. Richard reflexiona sobre la conocida historia del Buen Samaritano (Lucas 10:30–35), la parábola que Jesús usó para enseñarnos cómo es la compasión de sentido común en nuestra vida cotidiana. 1 

  

Esta es probablemente la parábola de Jesús más conocida, probablemente porque la lección de compasión es muy obvia. En primer lugar, tenemos un estudioso de la ley. Este hombre inteligente se puso de pie para probar a Jesús y le preguntó: "Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?" Jesús simplemente pregunta: "Bueno, ¿qué está escrito en la ley?" Y la respuesta que da el hombre es perfecta. Reúne los dos grandes mandamientos, exactamente como lo haría el mismo Jesús: "Amarás a Dios y amarás a tu prójimo". Jesús le dice: "Haz esto y vivirás". Luego hay una frase de regalo: "Como deseaba justificarse a sí mismo, preguntó: '¿Quién es mi prójimo?'" (Lucas 10:25-29). 

  

Jesús le cuenta esta hermosa historia que llamamos la historia del Buen Samaritano. Estoy seguro de que a muchos de nosotros nos han dicho que los samaritanos eran los enemigos absolutos de los judíos, así que aquí Jesús está eligiendo al malo en sus ojos para que sea, de hecho, el bueno. 

  

En la historia, un hombre que bajaba de Jerusalén fue víctima de unos ladrones y quedó medio muerto. Un sacerdote y un asistente del templo iban por el mismo camino, pero se pasaron al otro lado. Los sacerdotes y los levitas debían mantener la pureza ritual. En el judaísmo de esa época, tocar un cadáver convertía a una persona en ritualmente impura. Esa es quizás la razón por la que estos dos pasaron junto al hombre. No son necesariamente malas personas; solo están tratando de mantener la pureza ritual para poder entrar al Templo. Este es parte del punto de la historia: el amor es más importante que la pureza ritual. Estos hombres quieren ser puros y hacer sus obras sacerdotales, por lo que dejan pasar la oportunidad de amar a un hombre común y corriente. 

  

El samaritano que se topó con el hombre se compadece de él. Podría decirle al hombre: "Rezaré por ti", ¡pero el samaritano realmente se desvive! Venda sus heridas y lo lleva a una posada. Le da dinero al posadero e incluso se ofrece a devolverle el dinero que el posadero gaste en el cuidado del herido. Va al máximo grado para mostrar compasión. Jesús simplemente le pregunta al erudito que estaba tratando de justificarse a sí mismo: "¿Cuál de estos tres fue el prójimo del herido?" (Lucas 10:36). 

  

Lo que Jesús está haciendo en esta hermosa historia es definir qué es el amor al prójimo: es la práctica concreta del amor y el cuidado. Ya conocemos esta ley de la compasión, porque está escrita en nuestro corazón. Nuestro sentido común sabe lo que se supone que debemos hacer y todavía no lo hacemos. Contradecimos nuestro sentido común cuando buscamos la pureza ritual o cualquier tipo de superioridad moral en lugar de amar a quién está justo frente a nosotros.  

 

1. Adaptación de Richard Rohr, “The Good Samaritan,” homily, July 14, 2013 



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