Dejar el jardín

 

Claudia Retter, Estanque de Lirios (detalle), fotografía, usada con permiso. Arthur Allen, Sin título 10 (detalle), 2022, fotografía, Francia, usada con permiso. Claudia Retter, Estanque del Lake Wale (detalle), fotografía, used with permission. Jenna Keiper & Leslye Colvin, 2022, tríptico, Estados Unidos.   

  

Las imágenes de esta semana aparecen en una forma inspirada en el arte tríptico cristiano/católico primitivo: una forma triple que cuenta una historia unificada. Click aquí para ampliar imagen. 

 

Vemos la simplicidad de estas fotos en blanco y negro: las líneas de las hojas, el enfoque en una sola flor, un tallo, un trozo de hierba. La inocencia, en su estado de sencillez y gracia, no se deja engañar por el deseo de más; acepta lo que es. 

 

 


Inocencia 

 

 

Dejar el jardín  

Domingo, 31 de julio de 2022 

 

Richard Rohr comienza las meditaciones de esta semana reflexionando sobre el “dejar nuestra inocencia” como parte necesaria del proceso de transformación: 1 

  

La palabra “inocente” en su raíz latina significa “no herido”. Así es como todos empezamos la vida. Todos somos inocentes. No tiene nada que ver con lo moralmente correcto o incorrecto. Tiene que ver con no estar aún herido. Empezamos ilesos. Comenzamos siendo inocentes, pero la muerte de nuestra santa inocencia (como en el mandato de Herodes de matar a los Santos Inocentes [Mateo 2:16–18]) es una imagen arquetípica de lo que finalmente nos sucede a todos nosotros. Probablemente tiene que pasar para que crezcamos. Tenemos que dejar el jardín. Este movimiento de ir y volver, de adelante y atrás, es el proceso de transformación. Es la forma en como ampliamos la libertad en nuestras vidas, para tener una verdadera relación. 

  

Jesús cuenta tres parábolas sobre perder y encontrar: la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo perdido (Lucas 15:4–32). En cada caso, creemos que lo tenemos, lo perdemos, lo redescubrimos y luego hacemos una fiesta. La fiesta solo sucede después del redescubrimiento porque realmente no lo “tenemos” hasta que lo perdemos y lo elegimos conscientemente de nuevo. Ese es el camino humano, el paso de la primera ingenuidad o falsa inocencia a la libertad elegida y consciente a la que Dios nos llama. 

  

El niño Cristo es la imagen del ileso. Nuestro niño Cristo interior es la parte de nosotros que no está herida. A nuestra manera, cada uno de nosotros tiene que redescubrir, honrar, reconocer y apropiarse de ese niño Cristo interior. Puede que hayamos perdido la visión de la inocencia, pero el niño Cristo es esa parte de nosotros que siempre ha dicho “sí” a Dios y siempre lo hará. 

  

Jesús dijo: “No os dejaré huérfanos” (Juan 14:18). Fe es confiar en que existe una unión intrínseca entre nosotros y Dios. La contemplación es experimentar esta unión. El camino de caída y retorno es cómo experimentamos esta unión como pura gracia y don gratuito. 

  

Hay un movimiento necesario entre los dos extremos del eje divino/humano, entre el centro de uno y el centro de Dios. El único pecado real es dudar, negar o dejar de experimentar esta conexión fundamental básica. Si no tenemos unos pequeños espejos (compañeros, amigos, amantes) que nos digan que somos buenos, es muy difícil creer en la Gran Bondad. 

  

Necesitamos al menos un vistazo empírico de este Yo Verdadero antes de deshacernos del yo “falso” o separado. Creo que el único propósito de la religión es llevarnos a una experiencia del Ser Verdadero. Cada sacramento, cada lectura de la Biblia, cada servicio de la iglesia, cada canción, cada parte del sacerdocio, ceremonia o liturgia, en lo que a mí respecta, es para permitirnos experimentar nuestro verdadero ser: quiénes somos en Dios y quién es Dios en nosotros. 

1 Adaptación de Richard Rohr, True Self, False Self (Cincinnati, OH: St. Anthony Messenger Press, 2003), CD. 

 

 

Historia de Nuestra Comunidad: 
El año pasado, cuando pendía de los jirones de mi fe, un amigo me envió el enlace a las lecturas diarias del CAC después de una conversación casual. Al mismo tiempo, comencé a reunirme con alguien para que me ayudara a superar una situación familiar estresante y aterradora. Fue extraordinario cómo los dos trabajaron de la mano y, en el transcurso de 12 meses, redescubrí mi verdadero yo y poco a poco encontré nuevas formas más saludables de ser. El pensamiento no dual y saber que soy completamente conocido y completamente amado ha sido fundamental. Esta tarde tuve una hermosa, real y libre conversación con mi hija distanciada hace 18 meses. Mi corazón está lleno de gratitud. —Jackie B.    

 

Oración por Nuestra Comunidad: 
Dios, Señor de toda la creación, amante de la vida y de todo, ayúdanos a amar a nuestra pequeña manera lo que Tú amas infinitamente y en todas partes. Te agradecemos que podamos ofrecer solo esta oración y eso será más que suficiente, porque en realidad cada cosa y cada uno está conectado, y nada está solo. Orar por una parte es realmente orar por el todo, y así lo hacemos. Ayúdanos cada día a defender el amor, la sanación, el bien, la unidad diversa del Cuerpo de Cristo y de toda la creación, porque sabemos que esto es lo que deseas: como oró Jesús, que todos sean uno. Ofrecemos nuestra oración junto con todos los santos nombres de Dios, ofrecemos nuestra oración junto con Cristo, nuestro Señor. Amén. 

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