Un momento de fuego divino

En nuestro profundo y sensible espacio interior hay una luz brillante que atender y cuidar. 

 


Cuidar el fuego interior 

 

Un momento de fuego divino 

Domingo 7 de abril de 2024 

En este video, el maestro de CAC James Finley reflexiona sobre el tema de “atender el fuego interno” como una forma de desarrollar la capacidad de resiliencia radical. [1] 

  

Estoy usando la palabra "fuego" como metáfora de ciertos momentos de nuestra vida, cuando somos agraciados con un mayor sentido de presencia comunitaria. Dan la sensación de aquello que nunca termina. 

  

En nuestra vida cotidiana, la mayoría de las cosas de las que somos conscientes, lo somos mientras pasamos de largo en nuestro camino hacia otra cosa. Pero de vez en cuando algo nos llama la atención y nos da motivos para hacer una pausa. Por ejemplo, nos detenemos para ver un árbol. Hemos visto muchos árboles antes, veremos muchos más, y es sólo un árbol. Pero hay un momento en el que somos llamados a hacer una pausa, reflexionar y estar presentes ante el árbol. En esa pausa, experimentamos una especie de descenso. Es muy sutiluna dimensión más profunda e interior del misterio de nuestra propia presencia... 

  

Sentimos que, en esta unidad comunitaria cada vez más profunda con el árbol, inexplicablemente caemos profundamente como a un abismo que brota y se nos da como ese momento de unidad con el árbol. Esta profunda presencia no tiene nombre, pero le damos un nombre. En nuestra tradición, es Dios. Experimentamos como misterio de este momento la generosidad de Dios, que brota y regala su infinitud. Somos despertados a la divinidad del árbol, a nosotros mismos, y a nuestra nada comunitaria y compartida sin Dios. Hay una sensación de sacralidad en esto. Este es el fuego que queremos presenciar. 

  

Podríamos observar lo mismo con cada dimensión fundamental de nuestra vida: la intimidad con otra persona, estar en presencia de un niño, el camino largo y sufrido con paciencia, un momento de oración, la hora tranquila al final del día, estar despierto en la oscuridad de la noche. De vez en cuando lo divino se concede con esta especie de fuego, como una silenciosa luminosidad de gran profundidad e intimidad. 

  

Estos momentos son bastante intensos, nada vuelve a ser lo mismo. Pero no suele ser así. Estos momentos son tan sutiles que, si no tenemos cuidado, los perderemos. También suelen ser muy fugaces. Volvemos a la vida cotidiana, vamos a nuestra próxima reunión, subimos un poco más el volumen de la televisión o lo que sea que estemos haciendo.  

 

Pero si apostamos por una postura contemplativa, poco a poco empezamos a ver nuestra vida cotidiana desde el despertar de estos momentos. Notamos que tienen en ellos el sentimiento de resplandor o plenitud o de regreso a casa. A la luz de esos momentos, tenemos la sensación de que, con las exigencias del día, rozamos las profundidades de nuestra vida. Sufrimos una privación de profundidad. Lo lamentable es que la inexplicable unidad de Dios con nosotros esté oculta en las profundidades sobre las que navegamos. 

 

 

1 Adaptación de James Finley, 2024 Daily Meditations Theme: Radical Resilience: Tending the Fire Within, Center for Action and Contemplation, video, 9:35.

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Dios nos trae a casa

Liberarse de sujetar con fuerza

Lugar de pertenencia