La Fuente de Amor

Para cuidarnos unos a otros, también debemos cuidarnos a nosotros mismos. 

 

 

 Amar al prójimo, amarse a sí mismo 

 

La Fuente de Amor 

Domingo 26 de mayo de 2024  

 

Sin embargo, antes de que puedas amar a tu prójimo (tu hermano o hermana) como a ti mismo, primero debes amarte a ti mismo. Y para amarte primero a ti mismo, debes saber que Dios te ama ahora y te ama siempre. 

Arzobispo Desmond Tutu, Dios tiene un sueño 

  

Richard Rohr conecta nuestra capacidad de amar a los demás con nuestra capacidad de recibir el amor de Dios. [1] 

  

El amor auténtico es de una sola pieza. Cómo amamos cualquier cosa es cómo amamos todo. Jesús nos ordena “amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos” y conecta los dos grandes mandamientos del amor a Dios y al prójimo, diciendo que son “semejantes” el uno al otro (Mateo 22:39). Muy a menudo pensamos que esto significa amar a nuestro prójimo con la misma cantidad de amortanto como nos amamos a nosotros mismos cuando en realidad significa que es la misma Fuente y el mismo Amor lo que nos permite amarnos a nosotros mismos, a los demás y a Dios. ¡al mismo tiempo! Desafortunadamente, esa no es la forma en que la mayoría de las personas entienden el amor, la compasión y el perdónsin embargo, es la única forma cómo funcionan. 

  

No podemos amar sinceramente a otro ni perdonar ofensas dentro de la conciencia dualista. Muchos pastores y sacerdotes le han hecho un gran flaco favor al pueblo de Dios al predicarles el evangelio, pero no darles las herramientas para vivirlo. Como dijo Jesús: “Separados de la vid, nada podéis hacer” (Juan 15:5). La “vid y los sarmientos” ofrecen una de las mayores imágenes místicas cristianas de la no dualidad entre Dios y el alma. En y con Dios, puedo amar a todo y a todosincluso a mis enemigos. Solo y por mí mismo, mi fuerza de voluntad y mi intelecto rara vez podrán amar en situaciones difíciles con el tiempo. Muchas personas intentan amar mediante la fuerza de voluntad, siendo ellos mismos la única fuente. Intentan obedecer el segundo mandamiento sin el primero. Nunca funciona a largo plazo. 

  

Finalmente, por supuesto, existe una línea recta entre el amor y el sufrimiento. Si amamos a alguien o a algo profunda y sustancialmente, es bastante seguro que pronto sufriremos porque hemos ofrecido el control a otro, y el costo de la entrega de uno mismo pronto se hará evidente. Por eso se nos dice que seamos fieles en nuestros amores, porque esa lealtad a largo plazo y ese amor consciente siempre nos llevarán a la necesaria poda (Juan 15:2) del yo narcisista.  

 

Hasta que amamos y hasta que sufrimos, todos intentamos descifrar la vida y la muerte con nuestra mente. Entonces la Fuente Mayor se abre dentro de nosotros y “pensamos” y sentimos de manera muy diferente al “conocer el Amor, que está más allá de todo conocimiento” (Efesios 3:19). De este modo, Jesús naturalmente diría algo como: “Este es mi mandamiento: ¡amaos unos a otros!” (Juan 13:34). El amor auténtico (que siempre es más que una emoción) inicialmente abre la puerta de la conciencia y la vitalidad, y luego el sufrimiento por ese amor mantiene esa puerta abierta para que entren la mente, el cuerpo y la voluntad. Sospecho que para la mayoría de nosotros ese es el trabajo de nuestra vida. 

 

 

1 Adaptación de Richard Rohr: Essential Teachings on Love, selected by Joelle Chase and Judy Traeger (Maryknoll, NY: Orbis Books, 2018), 20207.

 

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