El misterio de preguntar

El aire se libera en forma de burbujas cuando el agua choca con el agua. ¿Dónde encontramos oxígeno cuando estamos bajo el agua? 

 

 

 Respirando bajo el agua, segunda semana  

 

El misterio de preguntar 

Domingo 21 de julio de 2024 

  

Humildemente le pedimos a [Dios] que eliminara nuestros defectos. 

—Paso 7 de los Doce Pasos 

  

Las meditaciones de esta semana continúan explorando la sabiduría de los Evangelios y los Doce Pasos. El padre Richard responde a la eterna pregunta: “¿Por qué oramos?”: [1] 

  

Si Dios ya sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos, y en realidad Dios se preocupa más por nosotros que nosotros mismos, entonces ¿por qué tanto el Paso 7 como Jesús dicen, cada uno a su manera: “Pide y recibirás? Busca y encontrarás. Llamad, y se abrirá” (Mateo 7:7)? ¿Estamos tratando de convencer a Dios de que haga cosas? ¿Gana quien ora más y mejor? ¿Es la oración de petición simplemente otra forma de conseguir lo que queremos o de tener a Dios de nuestro lado? 

  

Éste es el misterio de preguntar. ¿Por qué es bueno preguntar y qué sucede realmente en las oraciones de petición o intercesión? ¿Por qué Jesús nos dice que preguntemos y luego dice: “Vuestro Padre ya sabe lo que necesitáis, así que no habléis como lo hacen los paganos” (Mateo 6:7–8)? 

  

Creo que la oración es una relación simbiótica con la vida y con Dios, una sinergia que crea un resultado mayor que el intercambio mismo. No pedimos cambiar a Dios, sino cambiarnos a nosotros mismos. Oramos para formar una relación viva, no para hacer las cosas. (¡Es por eso que Jesús dice que todas las oraciones son contestadas, lo cual no parece ser cierto, según la evidencia!) Dios sabe que necesitamos orar para mantener la relación simbiótica en movimiento y creciendo. La oración no es una forma de intentar controlar a Dios, ni siquiera de conseguir lo que queremos. 

  

Las oraciones de intercesión o petición son una forma de situar nuestra vida dentro de la total honestidad y la verdad estructural. Todos somos por siempre mendigos ante Dios y el universo. Nunca podremos diseñar ni guiar nuestra propia transformación o conversión. Si lo intentamos, será una versión de conversión egocéntrica y bien controlada, en la que la mayoría de nuestras preferencias y adicciones seguirán plenamente vigentes, pero ahora bien disfrazadas. 

  

Entonces, el Paso 7 dice que debemos “pedirle humildemente a Dios que elimine nuestros defectos”. No nos atrevemos a perseguir nuestras faltas o iremos tras lo incorrectoo, más comúnmente, tras un mañoso sustituto de lo real. En cambio, tenemos que dejar que Dios primero nos revele nuestras verdaderas faltas (¡generalmente fallando y cayendo muchas veces!), y luego permitir que Dios elimine esas faltas, del lado de Dios y a la manera de Dios.   

 

Es importante que pidamos, busquemos y llamemos para conservarnos bien con la misma Vida. La vida es un regalo, que se nos da totalmente gratuita, cada día y cada parte de ella. Una “actitud de gratitud” diaria y esperanzadora de la vida, permitirá recibir cada vez con más satisfacción, sin pensar que la merecemos. 

 

 

1 Selección de Richard Rohr, Breathing under Water: Spirituality and the Twelve Steps, 10th anniv. ed.(Cincinnati, OH: Franciscan Media, 2011,2021), 57, 59–60, 61.

 

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