El Nuevo Monje
Como la luz de una vidriera que crea nuevos patrones y formas en una pared, miramos las cosas viejas y las viejas costumbres con nuevos ojos y descubrimos nuevas formas de ser.
Cultivando una Consciencia Contemplativa
El Nuevo Monje
Lunes, 23 de septiembre de 2024
El corazón monástico prospera dondequiera que se encuentre el amor.
—Beverly Lanzetta, Un nuevo silencio
La maestra espiritual Beverly Lanzetta analiza qué constituye un “nuevo monje”: [3]
Hace poco, tuve una interesante conversación con un ermitaño que comentó: “El monacato es antiguo. No ha cambiado. ¿Qué tiene de nuevo? Es lo mismo — te vacías de ti mismo; te sientas en tu celda [pequeña habitación monástica]”. Esa es la cuestión, ¿no? ¿Existe realmente algo así como el “nuevo” monje?
Permítanme decir primero que la aspiración al monacato es intrínseca a la vida humana — una cualidad universal del ser que nos lleva continuamente al silencio. El concepto de “nuevo monje” incluye… monjes de órdenes religiosas y participantes sin afiliación religiosa… la persona que elige vivir una vocación monástica de una religión o una híbrida… o que no tiene ningún deseo formal de ser monje, pero vive según el llamado universal a la contemplación. En cada caso, el yo profundo busca algo más radical e intenso de la vida y anhela unirse con su Fuente. Este es el monje interior.
El monacato no es nuevo. A lo largo de generaciones de vida en la Tierra, los humanos han buscado la soledad y el silencio. El viaje del monje es el fuego del Espíritu que nace con nosotros y dentro de nosotros, y que enciende el pulso del corazón indómito. Es el llamado insistente a profundizar, a alcanzar más alto y a buscar con más ardor nuestro hogar original. Y así, aunque quizás no hayamos sido entrenados para nombrar o reconocer al monje interior, ha estado despierto en el centro del ser todo el tiempo. Podemos hablar, pues, del nuevo monje como una persona que cultiva conscientemente el monacato interior y que vive una vocación experimental y renovada a diario.
Lanzetta describe cómo los “nuevos monjes” practican su espiritualidad fuera del recinto monástico:
Las nuevas expresiones del monacato no sólo son auténticas, sino que también ofrecen un contrapunto vital y necesario a la sociedad secular. Esto es especialmente cierto porque el monje en el mundo está obligado por su vocación a ser una persona autorreflexiva — alguien que busca un significado superior y dedica su vida en la Tierra a su búsqueda. Es un trabajo arduo excavar profundamente en el alma de uno, sacando a la luz motivos ocultos o inconscientes contrarios a una vida espiritual. Encuentro que las generaciones más jóvenes se sienten especialmente atraídas por el movimiento del nuevo monacato, ya que muchos nacieron con la conciencia de una nueva sensibilidad religiosa y de una comunidad global de la Tierra.
Por todas estas razones, esta orientación monástica es “nueva” porque se da en la rutina diaria de la vida de una persona, y no en un entorno monástico apartado del mundo… La persona reconoce que el monacato no es un privilegio exclusivo de los religiosos consagrados tradicionales, sino un patrimonio universal de la humanidad…
El desafío de ser monjes “nuevos” consiste en intentar expandir la sabiduría monástica al círculo personal y social más amplio de nuestras vidas, al tiempo que protegemos ferozmente el punto central del silencio y la soledad en nuestras almas.
3 Beverly Lanzetta, The Monk Within: Embracing a Sacred Way of Life (Sebastopol, CA: Blue Sapphire Books, 2018), 23–24, 41–42.
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