Aprender a Escuchar
Cuando estamos escuchando nos detenemos, permanecemos quietos y en silencio, porque no queremos perdernos la voz que está hablando.
Escuchar la Voz Divina
Aprender a Escuchar
Domingo, 20 de octubre de 2024
El padre Richard Rohr analiza los numerosos desafíos que enfrentamos cuando buscamos “escuchar” la voz de Dios:
La humanidad se encuentra en una época de grandes cambios culturales y espirituales. La psique no sabe qué hacer con tanta información. Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, el conocimiento se escribía, se recopilaba en bibliotecas y se compartía físicamente; ahora, estamos conectados las 24 horas del día, los 7 días de la semana, a datos ilimitados a través de televisores, nuestros teléfonos o pantallas de computadora. Eso puede explicar la confusión y la ansiedad con las que lidiamos hoy.
A la luz de la sobrecarga de información actual, las personas buscan algunas certezas claras con las que definirse. Vemos fundamentalismo en muchos líderes religiosos cuando sirve a su cosmovisión cultural o política. Seguramente lo vemos en los niveles más bajos de la religión, donde se utiliza a Dios para justificar la violencia, el odio, el prejuicio y “nuestra” manera de hacer las cosas. A la mente fundamentalista le gustan tanto las respuestas y las explicaciones que ignora voluntariamente cómo llegó la historia a esas explicaciones o cuán egoístas suelen ser. La falsedad satisfactoria nos resulta más agradable que la verdad insatisfactoria, y la verdad plena es invariablemente insatisfactoria — al menos para el pequeño yo.
La gran espiritualidad, por otra parte, siempre busca un equilibrio muy sutil pero creativo entre los opuestos. Cuando nos inclinamos demasiado hacia un lado o hacia el otro, nos encontramos o bien demasiado moralistas o bien demasiado escépticos y cínicos. Debe haber un punto medio saludable, mientras tratamos de mantener tanto la luz necesaria como la oscuridad necesaria.
No debemos dejar de buscar la verdad, observando la realidad desde todos sus ángulos. Resolvemos la confusión humana no pretendiendo falsamente que hemos resuelto todo el problema, sino enseñando a las personas un proceso honesto y humilde para aprender y escuchar por sí mismas, lo que llamamos contemplación. Entonces las personas llegan a la sabiduría de una manera tranquila y comprensiva, sin las reacciones exageradas e instintivas que presenciamos en tantas personas hoy en día.
La fe no se supone que sea un asunto de arriba hacia abajo, sino un encuentro orgánico entre el Conocedor Interno (el Espíritu Santo que mora en nosotros) al que se accede mediante la oración y la experiencia, y el Conocedor Externo, al que llamaríamos Escritura (escritos sagrados) y Tradición (todos los antepasados). Esta es una manera tranquila y maravillosamente sanadora de conocer la Realidad completa. [1]
Adam Bucko comparte cómo la contemplación refina nuestro conocimiento interno:
La contemplación tiene que ver con la receptividad, con escuchar profundamente, con luchar con preguntas como: qué te rompe el corazón, qué te hace estar verdaderamente vivo, y permitir que esas preguntas, así como el dolor del mundo, nos destrocen. Cuando hacemos eso, en medio de todo eso, descubrimos que hay algo que surge en lo profundo de nuestro interior. Para mí, eso es el Espíritu Santo que busca fluir esencialmente en nuestras vidas, tomar lo que queda de nosotros y volver a ensamblarlo en algo que pueda convertirse en nuestro regalo único al mundo. La parte de contemplación es la receptividad y el consentimiento, y la parte de acción es simplemente dejar que Dios viva a través de nosotros tanto como sea posible, dejar que Cristo viva, ame y proteste a través de nosotros. [2]
1 Adaptación de Richard Rohr, Things Hidden: Scripture as Spirituality, rev. ed. (Cincinnati, OH: Franciscan Media, 2008, 2022), 128–130.
2 Adaptación de Adam Bucko with Mark Longhurst, Letting Heartbreak Be Your Guide, September 12, 2024, Center for Action and Contemplation, YouTube video, 28:11.
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