Ya me perdonaron

La generosidad no ganada e inmerecida es un elemento o una extensión de lo divino, que se revela en nuestra experiencia vivida espontánea, no planificada, a veces desordenada, tan pequeña como una gota de agua requiere manos abiertas para recibirla. 

 

Gracia Radical      

 

Ya me perdonaron 

Jueves, 13 de marzo de 2025 

  

La autora y ministra luterana Nadia Bolz-Weber describe la experiencia de caer en la culpa y la autoincriminación durante un retiro en silencio: [5] 

  

¿Qué hago con esta sinceridad? ¿Descanso? ¿Envío amor y luz al mundo? No. En el espacio que me queda al dejar atrás la ciudad, a todos los demás y todas las comodidades, mis arrepentimientos flotan y se quedan como barquitos de juguete en una poza de marea… 

  

Siempre acabo arruinando las cosas. ¿Por qué no le presté más atención a esa persona? Podría haber sido más paciente, haber pasado más tiempo con mis hijos, haber dedicado menos tiempo al trabajo, haber pedido ayuda cuando la necesitaba, haber sido mejor amiga, mejor madre, mejor pastora. Debería haberlo hecho mejor. Acusaciones interminables… Esta es una regata de barquitos de juguete de autoincriminación. 

  

Me da miedo decir qué pasó después, porque sé cómo suena. Siete palabras vinieron a mi mente… ¿me atrevería a decirle a Dios? Quizás mi mente me frenó, pero no parecían que las palabras fueran mías, ya que lo que mi mente suele inventar suena más parecido a un «Deja de ser tan llorón» que a las que escuché ese día en la colina. Siete palabras: ¿Y si ya te perdonaron todo eso?... 

  

El alivio que sentí no fue al escuchar que las cosas de las que me acusan no son ciertas, sino que no son lo más verdadero. La gracia es lo más verdadero. 

  

Bolz-Weber recuerda cómo al profeta Jonás le costó aceptar la gracia y el perdón de Dios para todos, especialmente para sus enemigos: 

  

La imagen que viene a mi mente mientras lloro y río durante este «retiro en silencio» es la de Jonás sentado solo en su propia colina, cuestionando el perdón de Dios… Cuando los enemigos de Jonás se arrepienten y Dios les muestra misericordia, Jonás… dice: “Por eso no quise este trabajo tan estúpido en primer lugar: porque sabía, Dios, que eres clemente y misericordioso, lento a la ira y grande en misericordia” [ver Jonás 4:2]. Y es difícil manipular a un Dios así… 

  

La gracia y la misericordia de Dios echan por la borda todo el sistema de recompensas y castigos. Así que a veces quiero gritar “¡no no nooo!” y esforzarme al máximo para recuperarlo. El perdón duele cuando no nos sentimos “merecedores”, cuando parece que estamos eludiendo las consecuencias… Como si sentirme mal por lo que he hecho fuera lo mismo que sentirme bien, cuando en realidad no lo es.   

 

¿Y si ya hemos sido perdonados por la forma como lastimamos a quienes amamos? ¿Y si ya nos perdonaron por no ser padres perfectos? ¿Y si ya nos perdonaron por lo que aún no hemos hecho? Quizás perdonarme no sea algo que se haga solo una vez en un retiro de silencio, sino una opción diaria. Concédenos hoy nuestro perdón diario, incluso para nosotros mismos. 

 

 

 

5 Nadia Bolz-Weber, afterword to Pastrix: The Cranky, Beautiful Faith of a Sinner and Saint, rev. ed. (Worthy Publishing, 2021), 207–208, 209–210.

 

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