¿Cuál es la fuente de tu alegría?

Dos niños chapotean en el agua calentada por el sol: cada gota y cada onda irradia alegría. 

 

Alegría y Resiliencia   

 

¿Cuál es la fuente de tu alegría?  

Miércoles, 18 de junio de 2025  

El místico y teólogo Howard Thurman (1899-1981) escribe sobre la fe como el fundamento más seguro de la alegría:  

Hay quienes dependen del estado de ánimo de los demás para su felicidad… Hay quienes su alegría depende de las circunstancias… Hay quienes deben ganar su alegría contra viento y marea, forzarla a partir de la árida tierra de su vida o arrebatársela a la obstinada tristeza de las circunstancias… Hay quienes encuentran su alegría en lo más profundo de su experiencia religiosa. No está relacionada con, depende ni se deriva de ninguna circunstancia o condición en medio de la cual deban vivir. Es una alegría independiente de todas las vicisitudes. Hay una extraña cualidad de asombro en su alegría, que no es más que un reflejo de las profundas aguas tranquilas del espíritu de las que emana. Es principalmente un descubrimiento del alma cuando Dios da a conocer su presencia, donde no hay palabras ni cánticos externos, solo el Movimiento Divino. Esta es la alegría que el mundo no puede dar. Esta es la alegría que vela contra todos los emisarios de la tristeza mental y el cansancio del alma. Esta es la alegría que consuela y nos acompaña, incluso en el valle de sombra de muerte. [8 

El sacerdote católico Henri Nouwen (1932-1996) escribe sobre la alegría que experimentamos a través del amor de Dios:  

La alegría es un don que está presente incluso cuando estamos tristes, incluso cuando sufrimos, incluso cuando las cosas se ponen difíciles en nuestras vidas. La alegría que Jesús ofrece es una alegría que existe en situaciones muy, muy difíciles…  

Lo que tenemos que empezar a percibir es que, en la vida espiritual, la alegría abarca la tristeza y la felicidad, el dolor y el placer. Es más profunda, más plena. Es más. Es algo que permanece con nosotros. Es algo muy profundo de Dios. Es algo que experimentamos incluso cuando nos enfrentamos a situaciones muy dolorosas en nuestras vidas. Si algo quiere enseñarnos la iglesia es que el gozo de Dios siempre nos acompaña: en la enfermedad, en la salud, en el éxito, en el fracaso, en el nacimiento, en la muerte. El gozo de Dios nunca nos abandonará…   

Cuando afrontemos nuestra propia situación dolorosa, descubriremos que escondido en el dolor se encuentra el tesoro: un gozo que podemos experimentar aquí y ahora. Es fundamental que nos conectemos con él. De eso se trata la vida espiritual, la vida con Dios. Es estar en contacto con ese amor que se convierte en gozo en nosotros… Bajo todas nuestras fluctuaciones hay una profunda y sólida corriente divina llamada gozo. [9] 

 

 

 

8 Howard Thurman, Deep Is the Hunger: Meditations for Apostles of Sensitiveness (Friends United Press, 1978), 160–161. 

9 Henri J. M. Nouwen, Following Jesus: Finding Our Way Home in an Age of Anxiety, ed. Gabrielle Earnshaw (Image, 2024), 102, 103, 104, 105.

 

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