Sabiduría en Acción

Jesús encontró sabiduría en las verdades transformadoras de la vida cotidiana. 

 

Jesús: Maestro de Sabiduría   

 

Sabiduría en Acción 

  

Viernes, 8 de agosto de 2025 

  

El Padre Richard enseña que, para ser sabios, debemos adentrarnos en la vida misma, encontrándonos con personas y lugares que desafían nuestra forma de pensar. [8] 

  

Jesús vino a enseñarnos el camino de la sabiduría, trayéndonos un mensaje que nos libera tanto de las mentiras del mundo como de las que albergamos en nuestro interior. La sabiduría del evangelio crea una conciencia alternativa, una base sólida sobre la que realmente podemos asentarnos, libres de todo orden social y de toda ideología. La predicación del evangelio nos desata, y debemos replantear nuestra vida. Primero, debemos actuar. Debemos cruzar un umbral y vivir de manera diferente, de modo que nos sintamos impulsados a pensar de manera diferente y a plantearnos preguntas desafiantes. 

  

Para comprender verdaderamente la verdad del evangelio, debemos cruzar el umbral y ser solidarios con al menos una persona diferente a nosotros. Por ejemplo, si nos da miedo una cultura o religión diferente, lo mejor es ir en esa dirección. Si ciertas personas nos asustan, debemos conocerlas. Durante un tiempo, debemos soportar estar con personas que viven o piensan diferente y aprender a ver la realidad desde su perspectiva. Jesús dice que debemos amar a nuestros enemigos, porque hacerlo es la única manera de comprender la realidad completa. Es la única manera de aprender a amar la otra cara de nuestra alma. 

  

No podemos intentar resolverlo con la mente; simplemente debemos actuar. El problema no se resuelve en la cabeza, sino en las entrañas, en todo el cuerpo (incluida la cabeza, pero eso no llega hasta más tarde). A eso me refiero cuando hablo del riesgo y el salto de fe. Este es un enfoque muy franciscano de la vida. San Buenaventura y Duns Escoto antepusieron el amor al conocimiento, probablemente basándose en la propia inmersión de Francisco en la vida. Primero, aceptamos entregarnos, y luego comprenderemos, no al revés. De lo contrario, caemos en todo tipo de excusas protectoras que nos impiden entregarnos a la vida y nunca nos lanzamos. 

  

Primero, tengo que actuar, y luego comprenderé; es decir, la persona en su totalidad comprenderá. Entonces sabré lo que sé. Pero en realidad no sabré por qué lo sé, ni podré ofrecer pruebas a nadie más. Es la misteriosa sabiduría de la fe, la sabiduría que solo aprendemos cuando estamos en camino. Nadie más puede enseñarnos esta lección, ni el Papa ni las autoridades bíblicas; tenemos que recorrer este camino nosotros mismos. Eso es lo que significa la "primacía de la acción". Persiste en ese lugar más profundo de ti mismo donde se encuentra el "ambos-y". Este es el lugar del alma y el lugar de la sabiduría hacia el que debemos dirigirnos. ¡No tengas miedo! El miedo proviene de la necesidad de controlar, y de todos modos no tenemos el control. 

 

 

 

8 Adaptado de Richard Rohr, Simplicity: The Freedom of Letting Go, rev. ed. (Crossroad Publishing, 2003), 75, 76–78.

 

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