Práctica de agradecimiento

La silueta de la persona con las manos abiertas hacia el cielo encarna visualmente la gratitud como reconocimiento al regalo de la vida, mostrando cómo la gracia fluye hacia adentro y hacia afuera, conectando el yo, la comunidad y lo divino.


Practicar la Gratitud 

 

Práctica de agradecimiento   

Jueves, 27 de noviembre de 2025 — Día de Acción de Gracias (EE. UU.)  

La gratitud es más fuerte, clara, robusta y radical cuando las cosas se ponen realmente difíciles.                                                                                                               —Diana Butler Bass, Agradecida   

En tiempos de crisis, la historiadora y autora Diana Butler Bass comparte la experiencia de comprometerse con una práctica de gratitud: [9]   

Hice lo único que se me ocurrió: simplemente decir "gracias" a lo largo del día. Me desperté con una breve oración: "Gracias por estar viva". Tomé café y desayuné: "Gracias por esta comida, este día". Miré por la ventana: "Gracias por el sol". Entré a mi oficina: "Gracias por las palabras, por el trabajo".   

Incluso cuando se trata de agradecimiento, a veces hay que aceptar lo que se puede obtener. No di nada por sentado... Con el paso de las semanas, con mis desafortunadas oraciones, descubrí algo bastante inesperado: la gratitud, como el interés, se acumula. Esta sencilla forma de agradecer me hizo prestar atención y empezar a buscar razones específicas para estar agradecido. Siempre habría motivos para la ingratitud. Siempre. Sin embargo, buscar las pequeñas cosas por las que pudiera dar gracias cambió mi perspectiva espiritual y emocional. Aprendí a no centrarme en lo que faltaba…   

La gratitud no es una forma de aceptación pasiva ni de complicidad. Es, más bien, la capacidad de mirar a la duda, la pérdida, el caos y la desesperación directamente a los ojos y decir: «Sigo aquí».   

Butler Bass describe cómo la práctica de la gratitud nos empodera y nos revitaliza:   

La gratitud es una especie de desafío: el desafío a la bondad frente a la ira, a la conexión frente a la división y a la esperanza frente al miedo. La gratitud no consiente al mal, sino que lo resiste… socavando sus cimientos de ira, resentimiento y codicia. Así, la gratitud fortalece nuestro carácter y nuestra determinación moral, dándonos a cada uno la posibilidad de vivir en paz y justicia. Desata los nudos de nuestros corazones, despertándonos a un nuevo sentido de quiénes somos como individuos y en comunidad. Estar agradecido es la esencia misma de lo que significa estar vivo y conocer esa vida en abundancia.   

La gratitud no es una panacea psicológica ni política, como un evangelio de prosperidad secular, que niega el dolor o pasa por alto la injusticia, porque estar agradecido no "soluciona" nada. El dolor, el sufrimiento y la injusticia son reales. No desaparecen. Sin embargo, la gratitud invalida la falsa narrativa de que estas cosas son la suma total de la existencia humana, que la desesperación es la última palabra. La gratitud nos ofrece una nueva historia. Nos abre los ojos para ver que cada vida es, de maneras únicas y dignas, bendecida: las vidas de los pobres, los marginados, los enfermos, los encarcelados, los exiliados, los maltratados, los olvidados, así como las de quienes se encuentran en circunstancias físicas más cómodas. Tu vida. Mi vida. Todos compartimos el regalo supremo: la vida misma. Juntos. Ahora mismo…    

La gratitud nos llama a sentarnos juntos, a imaginar el mundo como una mesa de hospitalidad. A alimentarnos unos a otros. A festejar, a bailar en las calles. A conocer y celebrar la abundancia.  

 

 

 

9 Diana Butler Bass, Grateful: The Transformative Power of Giving Thanks (HarperOne, 2018), 184–186.

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