Hecho a la imagen divina
Cristianismo e Imperio
Hecho a la imagen divina
Miércoles. 27 de octubre de 2021
El padre Richard considera que el propósito de la religión es recordarnos quiénes somos realmente:
El trabajo esencial de la religión es ayudarnos a reconocer y recuperar la imagen divina en nosotros y en todo lo demás. Como sea que lo llamemos, esta "imagen de Dios" es absoluta e inmutable. No hay nada que podamos hacer para aumentarlo o disminuirlo. No nos corresponde a nosotros decidir quién lo tiene o no. Es un don puro y total, dado por igual a todos. 1
A menudo son los místicos los que entienden que "¡Mi yo más profundo es Dios!" parafraseando a santa Catalina de Génova (1447-1510). 2 En estos pasajes, la escritora contemplativa Úrsula King presenta a tres místicos que vieron la imagen divina de Dios como más fundamental en el alma humana que el pecado. El teólogo y místico del siglo IV Gregorio de Nisa (c. 335-c. 394) sostenía que:
En cada alma humana existe un elemento divino, una especie de ojo interior capaz de vislumbrar algo de Dios, porque existe una relación profunda, una afinidad entre la naturaleza humana y divina. 3
La mística medieval Matilde de Magdeburgo (c. 1212-c. 1282) anhelaba la intimidad original del alma con Dios:
El trabajo de Matilde está motivado por el profundo deseo de que el alma vuelva a su ser original en Dios. Es su verdadera naturaleza vivir en la luz fluida de la Deidad, así como es la naturaleza de un pájaro volar en el aire y la naturaleza de un pez nadar en el agua. Ha emanado del corazón de Dios, adonde debe regresar, pero descubre su total desnudez ante y en Dios: “¡Señor, ahora soy un alma desnuda!”. Sin embargo, su intenso amor se derrama en alabanza a Dios:
¡Oh Dios! ¡Tan generoso en la efusión de Tus dones!
¡Tan fluyente en Tu Amor!
¡Tan ardiente en Tu deseo!
¡Tan ferviente en unión!
Oh tú que reposas en mi corazón
¡Sin quien ya no podría vivir! 4
A principios del siglo XVII, Francisco de Sales (1567-1622) se convirtió en obispo de Ginebra, Suiza. En una época de profunda división religiosa, era conocido por su creencia en la "bondad original". Úrsula King continúa:
Mientras que muchos otros escritores espirituales en la Francia del siglo XVII tenían una visión pesimista del ser humano, enfatizando el pecado y la abnegación, Francisco de Sales creía en la bondad inherente de la naturaleza humana. Los seres humanos tienen una inclinación natural a amar a Dios, debido a la correspondencia entre la bondad divina y las almas humanas, que llevan algún tipo de impronta o chispa divina. Dios nos sostiene por esta bondad como de alguna manera ligados a él mismo “como pajaritos con una cuerda, por la cual Él puede atraernos cuando le plazca a Su Compasión”. Francisco no habla del "suelo" del alma como los místicos renanos [o de Renania], sino que se refiere a la "cima de la montaña" del alma, la cumbre suprema donde termina el yo y comienza Dios, un no-lugar que todavía es un lugar, una morada a la que sólo se puede llegar mediante un movimiento de amor que todo lo transforma. 5
1 Adaptación de Richard Rohr, The Universal Christ: How a Forgotten Reality Can Change Everything We See, Hope for, and Believe (Convergent: 2019), 59, 60–61.
2 Catalina de Génova, Vita, chapter 15. Her text is “In Dio è il mio essere, il mio Me.”
3 Ursula King, Christian Mystics: Their Lives and Legacies throughout the Ages (HiddenSpring: 2001), 48.
4 King, 93, quoting Mechthild, The Flowing Light of the Godhead, 1.17.
5 King, 162–163, quoting Francis de Sales, Treatise on the Love of God, 1.18.
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