Jesús habla en parábolas

Crédito de la imagen e inspiración: Providence Doucet, Sin título (detalle), 2016, foto, Canadá, UnsplashHaga click aquí para ampliar la imagen.   

Al igual que las parábolas de Jesús, podemos mirar atentamente las hojas caídas y ver cosas nuevas. 

 

Parábolas: historias de Jesús 

 

Jesús habla en parábolas 

Domingo, 24 de noviembre de 2024 

  

Jesús dijo: “Les hablaré por medio de parábolas; diré cosas que han estado en secreto desde que Dios hizo el mundo”. —Mateo 13:35, citando el Salmo 78:2 

  

El padre Richard Rohr describe cómo Jesús usa las parábolas para desafiar nuestra forma de pensar: 

  

Una parábola es una forma única de literatura que siempre está tratando de subvertir lo habitual, como un koan zen o un acertijo confuciano, que usan la paradoja para deshacer nuestra dependencia de lo que creemos que es la lógica. Sin embargo, por lo general no permitimos que las parábolas hagan eso por nosotros. Nuestra conciencia dominante está tan en control que tratamos de descifrarlas dentro de nuestra conciencia existenteo, más comúnmente, simplemente las ignoramos o las consideramos obsoletas. Las parábolas tienen como objetivo subvertir nuestra vieja conciencia y ofrecernos una salida al replantear por completo nuestra visión del mundo. 

  

A menudo, el texto bíblico no es transformador y no produce una “nueva creación” porque lo metemos dentro de nuestros propios sistemas de seguridad y lo que llamamos “sentido común”. En ese punto, no es posible ningún avance divino. Francamente hablando, esto hace que gran parte de la Escritura se vuelva en gran medida inofensiva y olvidable. [1] 

  

El padre Richard usa la parábola de Jesús sobre los trabajadores de una viña (Mateo 20:1-16) para ilustrar cómo la lógica de Dios no es la nuestra: 

  

A menudo pensamos que la justicia significa obtener lo que merecemos, pero los Evangelios señalan que la justicia de Dios siempre nos da más de lo que merecemos. De hecho, ¡la “dignidad” ni siquiera es la cuestión! En el Evangelio de Mateo, Jesús cuenta la parábola de un terrateniente que contrata trabajadores por la mañana, al mediodía y por la tarde para trabajar en sus campos. Por la noche, cuando les paga a todos el salario de un día, los que trabajaron todo el día se quejan de que merecen más que los que trabajaron solo unas horas. Pero el terrateniente se vuelve hacia ellos y les pregunta: “¿Por qué se enojan tanto porque yo soy generoso?” (Mateo 20:15). La justicia de Dios es en realidad magnanimidad, es decir, es más que justo con todos porque Dios es fiel a su naturaleza. Como dice Mateo en otro lugar, Dios hace que el sol brille y que la lluvia caiga sobre justos e injustos por igual (5:45). En otras palabras, Dios provee todo lo que todos necesitan para crecer.    

 

Nos resulta difícil aceptar ese tipo de justicia. Somos capitalistas, incluso en la vida espiritual. Si trabajamos más, esperamos más y no sabemos qué hacer con un Dios que rompe esa regla. Sin embargo, la justicia de Dios es simplemente otra forma de pensar en el amor incondicional de Dios. A lo largo de los Evangelios, las personas reciben lo que no merecen. La generosidad incesante es difícil de comprender para nosotros, y mucho menos de practicar. Ese tipo de justicia incondicional está más allá de nuestro poder humano. Sin embargo, el Evangelio muestra que es posible para Jesús ser plenamente humano y divinamente justo, porque vivió en el poder del Espíritu. Del mismo modo, es posible para todos aquellos que, como Jesús, se abren a recibir el Espíritu. [2] 

 

 

 

1 Adaptación de Richard Rohr, Things Hidden: Scripture as Spirituality, rev. ed. (Cincinnati, OH: Franciscan Media, 2008, 2022), 174. 

2 Adaptación de Richard Rohr and Jospeh Martos, Great Themes of Scripture: New Testament (Cincinnati, OH: Franciscan Media, 1988), 78, 79.

 

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