Remansos de Cordura

Caminamos a través de arena y piedras, alineados e inspirados por el Espíritu. 

 

Centrado, Silencio, Serenidad      

 

Remansos de Cordura 

Domingo, 30 de marzo de 2025 

 

  

  

Richard Rohr explora la naturaleza del mal y nuestra complicidad colectiva en él. 

  

Al fin y al cabo, nuestra religión, educación superior, reformas y revoluciones, parece que somos muy capaces de ser cómplices de violencia. Religiones, gobiernos, corporaciones y organizaciones son capaces de hacer el mal sin reconocerlo como tal, pues nos beneficia que sean inmorales. El mal encuentra su camuflaje casi perfecto en los acuerdos tácitos del grupo cuando parece ser personalmente ventajoso. 

  

Esta muerte continúa manifestándose en todas las épocas. Esto es lo que la multifacética palabra "pecado" intenta revelar. Si no vemos la forma del mal ni reconocemos nuestra plena complicidad con él, nos controlará por completo, sin parecerse en lo más mínimo al pecado. ¿Sería la mejor descripción "engaño acordado"? No podemos reconocerlo ni superarlo como individuos aislados, principalmente porque se mantiene unido por el consenso grupal. Necesitamos ser solidarios con comunidades alternativas y grupos minoritarios para verlo. El grupo dominante normalmente no puede ver sus mentiras en ningún país ni contexto. Es el aire que respiramos, reafirmado en cada reunión de personas con ideas afines. 

  

El comienzo de una salida es ver honestamente lo que estamos haciendo. ¡El precio que pagaremos es que ya no encajaremos cómodamente en el grupo dominante! La religión madura nos enseña a reconocer los múltiples camuflajes del mal, o el futuro de todos siempre estará dominado por alguna forma de muerte negada, y no solo para el grupo oprimido; el opresor también muere, solo que de maneras mucho más sutiles. [1] 

  

Brian McLaren escribe sobre la contemplación como la forma de conservare nuestro espíritu y mente mientras sufrimos bajo sistemas de dominación: 

  

La contemplación en solitario se convierte en la puerta a la comunión comunión con el Espíritu, en quien encontramos una nueva relación con nosotros mismos, con los demás, con la historia y con el cosmos… 

  

La contemplación puede comenzar en silencio y soledad, pero nunca se detiene ahí. Especialmente en tiempos de crisis, cuando la verdad se ahoga…, nos sentimos atraídos de la soledad contemplativa a la comunidad contemplativa. Anhelamos la comunión con otros que también buscan vivir vidas reflexivas y conscientes, para apartarnos incluso con dos o tres personas conscientes para una comunión profunda y honesta. Podemos reunirnos sentarnos en silencio por un rato o dar un paseo juntos, dejando que el susurro de nuestros pies al pasar entre las hojas otoñales acalle el ruido de un millón de mentes mono que teclean al ritmo de un millón de teclados, anhelando nuestra atención…   

 

Cuando dos o tres nos reunimos en nombre de la verdad, la honestidad y el amor, en nombre de la valentía, la compasión y la bondad, nos sentimos unidos por otra presencia la presencia de Cristo, el camino, la verdad y la vida. Nos escuchamos con compasión y curiosidad. Nos hablamos con sabiduría y asombro. Nos volvemos juntos hacia la luz. Y eso nos ayuda a crear remansos de cordura en un mundo que está perdiendo la razón. [2] 

 

 

 

1 Adaptación de Richard Rohr, What Do We Do with Evil? (CAC Publishing, 2019), 46–47, 48. 

2 Brian D. McLaren, “Islands of Sanity,” ONEING 13, no. 1, Loving in a Time of Exile (2025): 9, 10. Soon available in print and PDF download.

 

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