Elegir estar presente

Atentos al momento y a la tarea en cuestión, descubrimos que la santidad vive en ritmos simples y ordinarios: no se necesita una gran catedral, solo el tranquilo altar de una mesa de cocina. 

 

Vivir la Presencia  

 

Elegir estar presente 

Domingo, 31 de agosto de 2025 

  

El Padre Richard Rohr describe la oración como una práctica de estar presente ante el misterio de Dios. 

  

Cualquiera que conozca mis escritos sabe que creo que el contacto inmediato y sin mediación con el momento es el camino más claro hacia la unión divina. La presencia desnuda, sin defensas y no dual tiene la mejor oportunidad de encontrar la Presencia Real. Abordo el tema de la contemplación de cien maneras, porque sé que la mayoría de nosotros tenemos cien niveles de resistencia, negación o evasión. Por alguna razón, en nuestro mundo complejo, es muy difícil enseñar cosas sencillas. Cualquier misterio, por definición, está preñado de muchos niveles de desarrollo y realización. Esto es especialmente cierto en el caso del "árbol de la vida", que es la conciencia contemplativa. 

  

En mi noviciado, conocí un primer método de contemplación franciscana silenciosa llamado "pensar sin pensar o no pensar nada", descrito por el fraile español Francisco de Osuna. No entendía del todo lo que se suponía que debía hacer en ese silencio de "pensar sin pensar" y probablemente me quedé dormido en más de una ocasión. Sin embargo, me alejó de las oraciones verbales, sociales y de petición que me habían enseñado casi exclusivamente hasta entonces. 

  

La oración es, sin duda, la manera de conectar con Dios/la Realidad Última, sin intentar cambiar nuestra opinión de Dios sobre nosotros ni sobre los acontecimientos. Se trata principalmente de cambiar nuestra mentalidad para que cosas como el infinito, el misterio y el perdón resuenen en nosotros. Una mente pequeña no puede ver cosas grandes porque ambas están en frecuencias o canales diferentes, por así decirlo. La Mente Grande puede conocer cosas grandes, pero debemos cambiar de canal. Cada cual conocerá a su semejante. [1] 

  

De todo lo que he aprendido y enseñado a lo largo de los años, no se me ocurre nada más útil que vivir el presente. Es una sabiduría verdaderamente probada por el tiempo. Muchos líderes de diversas tradiciones han enseñado lo mismo: maestros hindúes, budistas zen y tibetanos, poetas sufíes, rabinos judíos y místicos cristianos, por nombrar solo algunos. En la tradición cristiana, lo hemos escuchado de Agustín, la Nube de lo Desconocido y el hermano carmelita Lorenzo. Maestros contemporáneos como Alan Watts, Thich Nhat Hanh y Eckhart Tolle han contribuido enormemente a ayudarnos a comprender la importancia de vivir en el presente. Es una pena que esta auténtica y profunda tradición del momento presente se haya perdido para tantos. 

  

El sacerdote jesuita Jean-Pierre de Caussade llamó a este tipo de oración el «sacramento del momento presente». En su libro, Abandono a la Divina Providencia, el tema clave es: «Si nos hemos abandonado [a Dios], solo nos queda una regla: el deber del momento presente». [2] Vivir en el presente es, en definitiva, lo que entendemos por la presencia misma. Dios está oculto a simple vista, pero la religión parece empeñada en complicarlo. [3] 

 

 

 

1 Adaptado de Richard Rohr, The Naked Now: Learning to See as the Mystics See (Crossroad Publishing, 2009), 105, 113, 102.  

2 Jean-Pierre de CaussadeAbandonment to Divine Providence, trans. John Beevers (Image Books, 1975), 81.  

3 Adaptado de Richard Rohr, Living the Eternal Now  (Center for Action and Contemplation, 2005). Available as MP3 download.

 

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