Resumen semana primera — Vivir desde el centro de amor

Así como estas manos quitan el polvo del mundo que las rodea, nosotros también podemos influir en el mundo (ojalá para bien), siendo sal y luz. 

 

Ser Sal y Luz  

 

Resumen semana primera — Vivir desde el centro de amor   

Ser sal y luz   

29 de diciembre – 3 de enero de 2025 

  

Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se puede recuperar su sabor? Ya no sirve para nada, sino que se tira fuera y se pisotea. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad construida sobre un monte no se puede esconder. No se enciende una lámpara y se pone debajo de un celemín, sino que se pone en el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así alumbre la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos. 

—Mateo 5:13–15 

  

“Ser sal y luz” será nuestro tema para las Meditaciones Diarias en 2025. Es una manera contemplativa de ver el mundo que conduce a la manera activa de estar en el mundo como una presencia cálida y amorosa, radiante con la luz del amor y la verdad, salada con justicia y compasión, sabrosa como la sal que preserva y realza todo lo que es bueno en el mundo. 

—Brian McLaren 

  

La sal tiene como fin realzar, no dominar. La salinidad cristiana sana; no hiere. Purifica; no reseca. Suaviza; no destruye. Una de las grandes tragedias del cristianismo histórico ha sido su incapacidad para comprender esta distinción. 

—Debie Thomas 

  

El evangelio no es una ideología competitiva que se ve amenazada por algo externo a sí misma. Es la luz del mundo que ilumina todo el hogar; es la levadura y no todo el pan; es la sal la que da sabor y nutrición a una comida mucho más abundante. 

—Richard Rohr 

  

Ser la luz del mundo es brillar… en cualquier lugar donde haya soledad o desesperación, enfermedad o dolor. 

—Amy-Jill Levine 

  

Tenemos que encontrar nuestra autoridad interior a través de Cristo en nosotros; tenemos que encontrar nuestro propósito en nuestro amor a Dios y al prójimo, y acciones de misericordia y justicia. De lo contrario, no estamos ofreciendo nada que el mundo no tenga ya o que no pueda encontrar en otros lugares.  

—Richard Rohr 

  

Práctica semana primera 

Vivir desde el centro de amor 

Sábado, 4 de enero de 2025 

  

El pastor Rich Villodas nos recuerda que todo lo que hagamos en beneficio de los demás debe hacerse desde la humildad y el amor, no por el bien de nuestros propios egos: [8] 

  

Trabajar por la justicia puede convertirse en una forma de justificarnos ante Dios. Si no tenemos cuidado, el buen trabajo al que nos dedicamos puede convertirse en otro ídolo que ocupe el lugar que le corresponde a Jesús. Debemos estar en guardia contra la tentación de establecer una identidad fuera del amor de Dios en Cristo. 

  

Si no vivimos desde el centro del amor de Dios, trabajar por la justicia puede ser simplemente otra forma creativa de satisfacer las necesidades incesantes de nuestros egos. Cuando eso sucede, el trabajo por la justicia ya no se trata de los pobres y maltratados, sino de nuestras propias necesidades insatisfechas. 

  

Trabajamos por la justicia no porque nos justifique; más bien, porque hemos sido justificados, trabajamos por la justicia. Estamos llamados a trabajar con urgencia, sabiendo que las necesidades son grandes, y también con paciencia, convencidos de que Dios está cerca. Nos derramamos en amor porque así es como Cristo anhela vivir a través de nosotros, pero reconocemos nuestras limitaciones. Buscamos la paz de nuestras ciudades y pueblos porque estamos llamados a ser sal y luz, y confesamos que solo Jesús hará nuevas todas las cosas. 

  

Tener una vida buena, hermosa y amableformada por el amor requiere que extendamos nuestra fe más allá de las fronteras de nuestras preocupaciones emocionales y espirituales privadas. Estamos llamados a una historia más grande, que se caracteriza por la participación en el reino de Dios. Es el tipo de participación que expulsa la pasividad.  

 

Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, les instruyó que dijeran: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). ¿No es eso amor? ¿No es eso justicia? Orar estas palabras no es decir pasivamente: “Señor, no hay nada que podamos hacer, así que por favor arregla este mundo”. Más bien, el Padre Nuestro nos llama a decir: “Señor, hay tanto que podemos hacer, pero solo con tu poder”. 

 

 

 

8 Rich Villodas, Good and Beautiful and Kind: Becoming Whole in a Fractured World (New York: Waterbrook, 2022), 201–202.

 

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